El matrimonio gay está a un paso de ser realidad en la Argentina. Después del fallo de la Justicia que declaró inconstitucional el impedimento de casarse a dos personas del mismo sexo y que ordenó al Registro Civil de la ciudad a celebrar la unión de la pareja que lo había solicitado, el jefe de Gobierno porteño anunció que no apelará la decisión. En consecuencia, el lunes próximo, Alex Freyre y José María Di Bello, fallo en mano, volverán a pedir turno para casarse. Los novios intentarán que la fecha de la boda sea el 1º de diciembre, el Día Internacional de Lucha contra el Sida. Ambos son militantes de esa causa.
Ayer por la mañana, María Rachid, la presidenta de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans se desesperaba haciendo llamados para confirmar un rumor. Se había difundido que Mauricio Macri no apelaría la sentencia que obligaba al gobierno de la ciudad a unir en matrimonio a Alex y José María. Uno y otro le iban diciendo que sí, que parecía que el hombre del Pro se había pronunciado en ese sentido. Se enteró de que Macri estaría al mediodía en un acto público. Excitada, se metió en el primer taxi que se le cruzó y enfiló al hotel donde se iba a desarrollar el evento. “Necesitaba oírlo directamente, con mis propios oídos”, explicaría más tarde.
Llegó al hotel y allí estaba el hombre, rodeado de cámaras y micrófonos.
–¿Es verdad que va a acatar el fallo del matrimonio gay? –se le preguntó.
–Más allá de respetar la educación y la formación que tuve, a esta altura de mi vida privilegio la libertad de que cada uno decida lo que lo hace más feliz, siempre respetando los derechos de los otros –respondió.
Luego Macri señaló que se trata “de un paso adelante, que hoy puede ser un tema controvertido, pero en un tiempo será tomado como natural. Pasó así con el divorcio, que hace décadas generaba convulsión en la sociedad y hoy está incorporado como algo normal”.
–¿Le costó tomar esa decisión? –fue otra pregunta.
–Dentro del PRO hay distintas opiniones –reconoció–. Se discutió y hubo posturas en favor de que se apele, pero primó el espíritu de la libertad.
La mención a las disidencias internas no es menor. El Pro y la gestión del gobierno porteño se caracterizan por sus posturas conservadoras y los derechos sexuales y reproductivos no son ajenos a esa visión. De hecho, los legisladores de ese mismo partido en la Cámara de Diputados se pronunciaron en contra del proyecto de ley para instaurar en el Código Civil nacional la posibilidad del matrimonio entre personas de igual sexo.
El anuncio de Macri resultó sorpresivo en ese contexto, pero es solo el último capítulo de la larga pelea que viene sosteniendo el colectivo gay lésbico del país para instaurar lo que llama “los mismos derechos con los mismos nombres”. La batalla arrancó en febrero de 2007: desde entonces hubo pedido para casarse rechazados, recursos de amparo que otros jueces también denegaron, hubo campañas, recolección de adhesiones y hasta hubo una de las causas que llegó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Y mientras el máximo tribunal, con un dictamen favorable del procurador general, empieza a analizar el caso, una jueza concedió uno de los amparos a favor de los demandantes, Alex y José María.
Para agregar condimentos llamativos respecto de la postura de Macri, el mismo amparo que ahora acata con el argumento de la libertad había sido rechazado por su gobierno: en el amparo, el gobierno porteño era el demandado y como tal debió sentar su postura antes de que la jueza fallara. La posición fue contraria a la demanda: el argumento fue que la Justicia no era la vía adecuada para debatir el asunto y que impedir el casamiento entre personas homosexuales no es discriminatorio.
–¿Que el gobierno porteño no apele implica automáticamente que Freyre y Di Bello se puedan casar? –preguntó Página/12 a Gustavo López, secretario jurídico de la Falgbt y cabeza del equipo de le dio forma a las presentaciones de los amparos.
–Ese fallo, si no es apelado, tiene fuerza de ley para los demandantes, Alex y José María.
–¿No puede apelar otra persona, otra entidad?
–Los únicos que pueden apelar son las partes, los demandantes y el demandado. También lo podría hacer la fiscal, pero si una parte está conforme y la otra también, no parece muy razonable que se oponga. Es como si yo demando a alguien porque me debe plata y ese alguien me dice “sí, tiene razón, le debo esa plata”, ¿por qué un fiscal se va a oponer?
–¿Qué alcances tendría el casamiento en este caso?
–El de cualquier matrimonio, el mismo efecto entre las partes, con iguales derechos e iguales obligaciones. El matrimonio para ellos es ley ahora.
–¿Podrían adoptar?
–La ley establece que puede adoptar una persona o un matrimonio. Y ellos serán un matrimonio.
María Rachid no daba abasto ayer para atender la serie de felicitaciones y compartir los festejos. Más temprano y después de haber hecho pública su postura, Macri la había llamado para comunicársela en forma personal. El jefe de Gobierno le pidió también que le pasara con Freyre y Di Bello.
“Celebramos la decisión de no apelar el fallo y ahora más que nunca estamos convencidos de que hay consenso social y consenso político para avanzar hacia la igualdad jurídica para nuestra comunidad”, dijo luego Rachid a este diario. “Ahora convocamos a todos los diputados y diputadas a expresar esa convicción política que, estamos convencidos y convencidas, ellos también comparten en la Cámara de Diputados de la Nación –indicó–. Necesitamos un gesto de esos diputados y diputadas para alcanzar el reconocimiento pleno de nuestros derechos.”
La dirigente de la Falgbt se refería al cono de sombra en que quedó envuelto el proyecto de modificar el Código Civil para instaurar el casamiento gay en el país. Después de dos sesiones de las comisiones de Familia y Legislación General en las que parecía que la iniciativa se encaminaba a la aprobación, la reunión decisiva no se llegó a concretar, porque el FpV y los radicales no dieron quórum.
Más allá del debate parlamentario, la semana próxima puede ser decisiva para convertir a la Argentina en el primer país de América latina en celebrar una boda gay: Alex y José María irán al Registro Civil de Uriburu al 1000 a pedir turno. “Estamos muy felices, emocionados, pero también con un peso de responsabilidad muy grande porque no es sólo para nosotros, sino que implica un empuje para la igualdad jurídica en Argentina y en el resto de América latina”, decían anoche los futuros contrayentes.