El travesti que participa de las marchas del SEP cuenta su historia
Aún aturdidos por las bombas de estruendo y los redoblantes, los transeúntes experimentan la pulsión de seguir sus curvas con la mirada. Marlen Artaza (31) forma desde hace un tiempo parte del paisaje en las marchas del Sindicato de Empleados Públicos (SEP) y es objeto de las “ojeadas” de cuanto cordobés asista involuntario a una protesta o siga las crónicas de esas medidas de fuerza por los medios de comunicación.Pero Marlen es bastante más que una figura más o menos llamativa detrás de una pancarta. Su historia se empezó a escribir en Día a Día hace meses, casi como un sollozo a través de la Web: “Mi nombre es Marlen Artaza . Soy un travesti de Córdoba. Aún no puedo creer estar con vida: tengo 17 litros de aceite de siliconas en el cuerpo, desde la cara hasta los tobillos. Me siento bien, pero vivo traumada en que se me declare cáncer de piel”, dijo en el portal del diario. Una foto de cuerpo entero hablaba por sí misma, y luego, las imágenes de la televisión la ubicaron mostrando su voluptuoso cuerpo, en un rol más politizado, codo a codo con los trabajadores .
“Mi mamá es empleada pública y mi hermana es docente, me interesa el reclamo”, explica hoy desde el living de su casa. El hogar donde vive con un hermano y dos hijos tiene varias mascotas y un teléfono que suena en contrapunto con el timbre de la puerta. Cuenta que se gana la vida como socia de una peluquería y tirando las cartas.
“He participado mucho en política. Milité mucho tiempo para César Angeloz. También en el Concejo Deliberante. Me he reunido con políticos muy importantes. Siempre hice política para el partido radical, porque mi abuelo era un caudillo radical muy importante en Cruz del Eje”, relata.
Allá, en el norte de la provincia, su infancia tuvo condimentos escabrosos: abuso sexual, abandono y rechazo familiar. Luego, ya en Córdoba, Marlen se dedicó a la prostitución. “Siempre lo recuerdo y digo qué hubiese sido de mi vida si no me hubiesen hecho eso, quizá hubiera estado casado…, con una mujer obviamente”, confiesa. “A la vez estoy orgullosa de ser lo que soy. Porque he conseguido mucho, he viajado, he estado con gente importante y quizá siendo hombre no hubiera tenido tanta suerte”.
Curvas peligrosas. A los 15 años se inyectó silicona industrial en el cuerpo para conseguir curvas y belleza. Asegura que tiene 17 litros distribuidos por su cuerpo. “Es una cosa impulsiva, porque después tomás conciencia de lo que hiciste y decís ‘ay no’, y buscas la forma de sacártelo y recomendarle a otras personas que no lo hagan, porque estamos jugando con nuestra vida”.
La silicona industrial, conocida como “aceite de avión” se utiliza, en efecto, en las turbinas de aeronaves como lubricante y refrigerante. Las consecuencias de su uso en humanos son dolores fuertes y punzantes, y no existe un recurso médico para remover el material del cuerpo. Con todo, Marlen asegura que quedó muy conforme con su aspecto: “Me gusta mi cuerpo, mas allá de que sea aceite de avión, me encanta”.
Travetismo y política. Marlen no se sintió discriminada por los empleados del SEP en las marchas, aunque se queja del vocabulario de algunos docentes. Dice también que apoya las causas de las minorías sexuales, aunque con reparos. “Ahora se preocupan porque los travestis tengan nombre de mujer en el documento. Pero… ¡dejate de joder! Hay muchas cosas que nos tendrían que preocupar antes, como sacarlos de la calles, de la prostitución, de las drogas”.
De haber podido elegir qué hacer en la vida, Marlen dice que hubiera optado por la política full time. Hoy, luego de llegar a los medios de comunicación, Marlen dice que aprovechará la exposición para ser más conocida y, quizá, incursionar en el arte. “Me encantaría hacer teatro”, cuenta, y dice que sería feliz trabajando con Cacho Buenaventura.
“Los travestis somos capaces de hacer lo que venga. Sólo hay que tener confianza en nosotros mismo y seguir para adelante”, desafía. “Hemos hecho tantas cosas en la vida… Imaginate, que de ser hombre, ¡ahora soy mujer!”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario